Quizás nunca se fueron.

Publicado: 12/03/2013 en Opinion y reflexión
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Villa hizo el tercero y completó la remontada. Apoteósico Barcelona.

Cuando los más agoreros, entre los que me incluyo, pronosticábamos que el Milan iba a hacer despertar a los más antiguos fantasmas que significaron la destrucción del fantástico Dream Team, surgió el Barça, pero no uno cualquiera, sino el de las mejores noches. Cuando Alves estaba para la venta, Mascherano para la jubilación, Villa no servía como 9 y Messi era el más absoluto culpable de todos los aspectos futbolísticos e institucionales del Barça, se sacudieron los complejos y críticas para firmar la remontada que el fútbol, o la diosa Fortuna, les vetó contra Inter y Chelsea en años anteriores.

El partido de anoche se puede resumir con una palabra: perfección. Iniesta hizo magia, Mascherano fue el Jefecito indiscutible, Villa se vació por completo y Busquets fue el sostén de todo el conjunto en un encuentro que exigía, más que nunca, una remontada a la heróica, algo con lo que el Barça no está acostumbrado a lidiar, pero sorprendió a propios y extraños con un auténtico huracán de fútbol. Se mentalizaron de que Tito y Roura ya habían sufrido bastante castigo en forma de críticas, de que caer en octavos podía suponer un punto de inflexión negativo para lo que restara de temporada, y su respuesta fue encomiable, digna de recordar cuando el equipo no se encuentre a si mismo y esté necesitado de una buena dosis de nostalgia. ‘Cuando flaquees, recuerda Wembley’ decía un buen amigo mío.

Los culés han sabido sufrir y Messi salió reforzado como líder futbolístico de un equipo que ha bailado sobre la cuerda floja durante los últimos quince días, pero que a la hora de dar el salto mortal con tirabuzón no tuvo el menor resquicio de duda, que es un mal lugar para permanecer instalado demasiado tiempo. Xavi, cuestionado hasta la saciedad por su discreta temporada y por sus problemas físicos, supo siempre cual era la ruta a seguir para el barco de los de Roura, así que tomó el timón y, con Iniesta por brújula, pasó al Milan por la quilla. Saber imponerse a tan tremenda adversidad, sin duda, será una tremenda inyección de moral de aquí a final de temporada, donde aguardan nuevos retos.

Una mágica noche europea que debe servir para cerciorarnos de que el Barça, que no callaba (Valdés y los árbitros, Roura y los árbitros, etc…) pero que parecía ausente, no era más que el esclavo de su propia autocomplacencia, algo que Pep, hoy seguramente orgulloso, les instó a evitar a toda costa. Porque el Fútbol Club Barcelona parece que ha vuelto tras una broma de mal gusto, aunque, pensándolo mejor, prefiero creer que nunca, nunca se habían marchado.

comentarios
  1. Me gusto tu artículo. Saludos!

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